5° semana de cuaresma


Comenzamos la 5ª semana de CUARESMA (y vamos por la segunda de CUARENTENA...) APROVECHEMOS ESTOS DÌAS para seguirnos preparando, nosotros y nuestros hijos, para la GRAN FIESTA DE LA PASCUA. Sigamos, este año màs que nunca, EL CAMINO DE LA CATEQUESIS que emprendimos hace dos años...

1. Preparamos la mesa-altar para celebrar (puede ser la mesa del comedor: con un pequeño mantel, una PANERITA CON PAN o galletitas... un VASO con agua o vino... una VELA ENCENDIDA...


2. ACTO PENITENCIAL
Papá o mamá: Recordemos que en nuestro BAUTISMO TODOS hemos sido consgrados SACERDOTES CON JESÙS... nos disponemos a hacer, "en el dìa del Señor", LA MEMORIA que EL nos pidiò...
Todos: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Papá o mamá:  Pidamos confiadamente perdón a nuestro Padre Dios, por nuestros pecados y por los del mundo entero: 
Todos: YO CONFIESO

3. Papá o mamá: Escuchemos ahora con atención la PALABRA que nos regala Dios en la lectura del Evangeio, y el comentario que nos hace Justino...
AUDIO 

4. Papá o mamá: 

La resurrección de Lázaro nos recuerda que la vida comunicada por Jesús a los suyos vence a la muerte y, por tanto, lleva consigo la resurrección. Respondemos a cada intención:
Gracias, Padre, porque nos invitás a contagiar vida y vida feliz.
• Oremos para que en la Iglesia seamos una comunidad de hermanos y amigos unidos por relaciones de afecto y amor y que estamos dispuestos a afrontar el máximo riesgo para ayudar a los que más nos necesitan.
• Oremos para que los creyentes vayamos por el mundo contagiando vida y una vida cualitativamente distinta de la vida entendida como ir tirando de la mejor manera posible.
• Oremos para que todos nosotros seamos testigos de la fe en la vida empeñada en la transformación de nuestro mundo: una vida saludable y digna para todos los hombres y mujeres.
• Oremos por todos los que sufren por distintos motivos y desde su sufrimiento o dificultad, testimonian pasión por la vida, por la vida digna y feliz de todos
• Oremos por nuestra comunidad parroquial , que seamos maestros de fe, de vida, de confianza en el Padre que no falla y que desea lo mejor para cada uno de nosotros.

Padre bueno, que todos nosotros luchemos y trabajemos por una cultura de la vida y mostremos nuestra fe en una opción radical por la vida y la dignidad humana. Te damos las gracias por la vida que nos regalas cada día.  Amén.
 
5. Leemos o comentamos:

Una vez que están preparados el pan y el vino sobre el altar, el celebran­te nos invita a “levantar nuestros corazones” para dar gracias al Señor, nuestro Dios.
Un nombre muy antiguo para la segunda parte de la Misa es: Eucaristía, que significa justamente:
Acción de gracias”.
En la Misa, con el corazón de veras levantado hacia el Señor, queremos darle gracias por toda la creación y nuestra sal­vación en Cristo.
Acción de gracias
Es nuestro deber que te agradezcamos de corazón
las maravillas insondables del universo,
la creación del género humano
y nuestra propia existencia.
Gracias, Señor, por ser como eres.
Tú eres el Dios liberador,
esperanza de los cautivos y oprimidos.
Tú eres el Dios bueno,
en el que ponen su fe los pobres de este mundo.
Tú eres el Dios de la Vida,
la que vivimos junto a Ti, aun sin verte.
Nos llena de vergüenza reconocer
que apenas cuentas en nuestras vidas,
que te hemos marginado,
al igual que hemos hecho con tantos hermanos.
Te prometemos cambiar, hacernos cargo al menos
de los hermanos más indefensos, los enfermos,
cuidarlos y compartir con ellos los bienes que disfrutamos.
Unidos ahora a toda la gente de buena voluntad,
recitamos en tu honor este himno de alabanza.
AUDIO
 
 6. Memorial de la Cena del Señor (Papá o mamá)
Santo eres Tú, Dios y Padre,
santo es tu Espíritu que refuerza nuestra debilidad,
y santo es tu hijo Jesús, que nos enseña cómo luchar.
El ejemplo de Jesús, tan cercano, ilumina nuestro camino.
Se retrató, quizás sin querer, en el buen samaritano.
Sintió compasión por las gentes que le seguían,
porque andaban como ovejas sin pastor,
y se dedicó de por vida a descubrirles
cómo debían ayudarse unos a otros,
y cómo habrían de compartir sus panes y sus habilidades.
A un mundo así, más humano, generoso y compasivo,
le llamó Reino de Dios
y comprometió su vida en este empeño.
Cuando ya estaba próxima su muerte, nos pidió ayuda
y nos encargó que continuáramos su lucha por el Reino.

En su cena de despedida, nos pidió que nos reuniéramos en torno a una mesa, y nos invitó a compartir
un trozo de pan y una copa de vino, en memoria de su vida solidaria.
Tomando entonces un pan y mientras lo partía y repartía, les fue diciendo:
Tomen y coman todos de él, porque esto soy yo. Esto es mi cuerpo, que será entregado por ustedes.
Siguiendo su ejemplo tomamos este pan, lo partimos y nos lo ofrecemos unos a otros, como signo de nuestro compromiso social y voluntad de servicio. Queremos ser como lo fue Jesús,pan partido y repartido en la esperanza de contribuir a nueva humanidad.
Luego tomó una copa de vino y mientras se la pasaba les decía: Tomen y beban todos de ella, porque esta es mi vida, este es el cáliz de mi sangre, que será derramada por ustedes y por todos.
HAGAN esto en mi memoria.
Movidos por el mismo Espíritu de Jesús, brindamos y compartimos esta copa de vino.
Este vino nos recuerda la vida de Jesús, alegre, compasiva y fraterna.
Gracias, Padre, por la vida que nos has dado.
Como Jesús queremos ponerla al servicio de los demás.

7.  (Papá o mamá) Y ahora todos juntos, levantamos nuestras manos y le decimos a nuestro Padre Dios:  PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN EL CIELO....

Comunión (repartimos el pan y compartimos la copa...)

Papá o mamá: Este es el pan del camino, este es el vino de la vida.  Jesús nos invita.
Dios está aquí, en nosotros y en estos alimentos que vamos a tomar. Somos vida y somos pan
para ser por todos compartidos en el amor mutuo.
 Después de un ratito de silencio, escuchamos la siguiente CANCIÓN (AUDIO )

Durante la semana, podemos leer con los chicos los siguientes puntos:
 
1. La noche anterior a su muerte, Jesús celebró con sus amigos la Comida Pascual, y en ella instituyó la Eucaristía, o Misa, o Cena de los cristianos.Jesús cambió esa noche las palabras que se pronunciaban sobre el pan y el vinoen la Cena Pascual judía. Estaba mandado decir: Este es el pan de la aflicción que comieron nuestros padres esclavos en Egipto”; y sobre la copa con vino: “Ahora bebemos el vino de esta tierra hermosa que Dios nos dio”. 

Leemos Lucas 22, 14-20  ¿Qué nos llama más la atención en esta lectura?

¿Qué fue lo que hizo Jesús durante la Cena y los sacerdotes repiten en la Misa?
¿Qué quiso decir Jesús con esa frase: “Hagan esto en mi memoria”?¿Qué fue lo que hizo Jesús durante la Cena y los sacerdotes repiten en la Misa?
¿Qué quiso decir Jesús con esa frase: “Hagan esto en mi memoria”?
El mandato de Jesús se cumple, hasta el día de hoy, cada vez que se reúne una comunidad, con su sacerdote, para celebrar la Santa Misa.
 
2. Jesús se entregó al Padre.
Cuando éramos niños aprendimos que la Misaes la “renovación del Sacri­ficio de la Cruz”. Esto es verdad, pero debemos entenderlo bien. ¿Qué es un “sacrificio”? Sacrificio es “algo que cuesta hacer”.Pero es mucho más: es entregarse confiadamente a Dios Padre.
Toda la vida de Jesús fue un sacrificio de perfecta alabanza a Dios porque, en todo momento, Jesús no buscó otra cosa que hacer la voluntad de su Padre. Cada minuto de su vida fue un “sacrificio espiritual”, una entrega confiada y amorosa. Su entrega al Padre lo llevó hasta la muerte en la Cruz, que aceptó voluntariamente. Nadie me quita la vida, sino que yo la doy libremente” (Juan 10,18).

3 En la Eucaristía se renueva el Sacrificio de Cristo.

¿Qué hubiéramos hecho, en el caso de poder estar presentes en el calvario hace casi 2000 años, debajo de la cruz de Jesús, cuando El entregó su vida por amor a nosotros? ¿Qué cristiano habría sido capaz de marcharse de allí porque se aburría?
Pues bien, la Celebración Eucarística es la renova­ción (¡no la repetición!) de ese Sacrificio único de Cristo en la cruz.
 
4. Unidos a Jesús nos ofrecemos al Padre.

A Dios no le interesa que le demos “cosas”. Lo que sí le interesa es que nosotros mismos nos entreguemos a El, porque así seremos felices de verdad. En la Eucaristía Jesús se ofrece a si mismo al Padre por la salvación del mundo.
Los cristianos unidos a Jesús nos ofrecemos en un gran “culto espiritual”, es decir: en una ofrenda de toda la vida al Padre. Esto equi­vale a afirmar que sometemos a la Voluntad de Dios todo lo que somos y todo lo que hacemos: nuestra vida conyugal y familiar, el trabajo, el descanso, las pruebas y dificultades, las tareas apostólicas.

5. Glorificamos a Dios si colaboramos en la obra de Salvación.
Como Jesús, también nosotros debemos “sacrificarnos”, entregarnos de lleno a la Voluntad del Padre para colaborar en la renovación del mundo.
Depende también de nosotros que la Pascua se haga realidad ya aquí y ahora, que los hombres, nuestros hermanos, hagan el “paso” de la tristeza a la alegría, de la ignorancia a la sabiduría,
de la muerte a la Vida.
Un enfermo que sana, un analfabeto que aprende a leer, un hombre que supera el vicio del alcohol,vecinos que se reconcilian, esposos que se perdonan, son pequeños triunfos pascuales.
Estamos llamados a dar todo honor y toda gloria” a Dios.
Glorificar al Padre es cumplir la tarea que El nos encomendó, es amarnos los unos a los otros como Jesús nos amó. La mayor gloria de Dios será que nosotros, sus hijos, vivamos unidos en Cristo en una Comunidad de veras fraternal.

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