Viernes 4: DEL TABOR A NAÍM

 
Peregrinación a TIERRA SANTA

Día de las Personas con Discapacidad. El Papa: Inclusión y participación activa

El Papa, sobre los discapacitados: "El objetivo está en que lleguemos a dejar de hablar de 'ellos' y lo hagamos sólo de 'nosotros'"

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Padre Coelho sj: "Como San Francisco Javier, permanecemos cerca de los pobres y los que sufren"


Capilla de la Inmaculada - 75 y 47

 Mt 9 27-31 EVANGELIO EN AUDIO

          Isaías 29,17-24
Así dice el Señor: "Pronto, muy pronto, el Líbano se convertirá en vergel, el vergel parecerá un bosque; aquel día, oirán los sordos las palabras del libro; sin tinieblas ni oscuridad verán los ojos de los ciegos. Los oprimidos volverán a alegrarse con el Señor, y los más pobres gozarán con el Santo de Israel; porque se acabó el opresor, terminó el cínico; y serán aniquilados los despiertos para el mal, los que van a agarrar a otro en el hablar y, con trampas, al que defiende en el tribunal, y por nada hunden al inocente."
     Así dice a la casa de Jacob el Señor, que rescató a Abrahán: "Ya no se avergonzará Jacob, ya no se sonrojará su cara, pues, cuando vea mis acciones en medio de él, santificará mi nombre, santificará al Santo de Jacob y temerá al Dios de Israel. Los que habían perdido la cabeza comprenderán, y los que protestaban aprenderán la enseñanza."

     Una vida sana y recta, en absoluta equidad, es lo que anuncia el profeta Isaías para el pueblo de Dios. Es un futuro promisorio, que está al alcance de la mano. Sin embargo, tres tipos de gente la impiden: los tiranos, los cínicos y los que urden maldad.   
    Tirano es el que impone su voluntad al precio del derecho. El tirano se convierte en un usurpador porque excluye a Dios de la comunidad; muchas veces lo deja fuera mientras usa su nombre y sus símbolos religiosos. 
    Los cínicos son los que no tienen compromiso alguno, ni siquiera consigo mismos; mienten como si la verdad no pesara ni tuviera consecuencias. 
    Los malvados son personas que buscan dañar a miembros de la propia comunidad. 
    Hoy, el profeta de Cristo Jesús no puede sino abrir los ojos y los oídos para “ver, juzgar y actuar” para que la salud de Dios, su santidad, llegue pronto a los más vulnerables, y desaloje al tirano, al cínico y al malvado. 

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