En los últimos años el fervor misionero se ha encendido en muchas personas: laicos, religiosos, religiosas, sacerdotes y obispos. La invitación que hizo el Papa Francisco en "La Alegría del Evangelio" ha ido surtiendo efecto de manera firme y discreta. En América Latina y el Caribe, la V conferencia del CELAM motivó a todos los cristianos para realizar una gran misión continental. En cada país tomó formas diferentes, pero todos entramos en “modo misión”.
Obviamente que el método y el estilo misionero han ido cambiando y adaptándose a las culturas y realidades diversas. No se trata de hacer proselitismo sino de proponer el evangelio de Jesús como la alternativa de vida, de paz, de justicia, de solidaridad y equidad para todos los pueblos del continente.
Así como Jesús envió a sus discípulos a luchar en contra del mal, es decir, contra todas las fuerzas, estructuras, instituciones y realidades que oprimían y deshumanizaban, así también nos sigue enviando para que contribuyamos en la construcción de un mundo más humano, fraterno y solidario. Renovemos nuestro espíritu misionero.
Obviamente que el método y el estilo misionero han ido cambiando y adaptándose a las culturas y realidades diversas. No se trata de hacer proselitismo sino de proponer el evangelio de Jesús como la alternativa de vida, de paz, de justicia, de solidaridad y equidad para todos los pueblos del continente.
Así como Jesús envió a sus discípulos a luchar en contra del mal, es decir, contra todas las fuerzas, estructuras, instituciones y realidades que oprimían y deshumanizaban, así también nos sigue enviando para que contribuyamos en la construcción de un mundo más humano, fraterno y solidario. Renovemos nuestro espíritu misionero.
El Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar entregarán conjuntamente el premio durante la ceremonia virtual
TERCER DÍA - 4 DE FEBRERO: LOURDES, MANANTIAL DE AGUA VIVA.
Jueves 25 de febrero de 1858. Llueve en Lourdes. Pero esta lluvia no impide que desde la madrugada bajen a la Gruta los entusiastas de las Apariciones, los curiosos y los que no creen. Gente de Lourdes y gente de afuera. Hay más de trescientas personas en la Gruta cuando, hacia las cinco de la mañana, llega Bernardita acompañada por tres tías. Hace una hermosa señal de la Cruz y empieza a rezar el Rosario. Poco después, entra en éxtasis.
De pronto, pasa su cirio a una de sus tías. Camina de rodillas sobre el duro suelo, besa la tierra. Los que están cerca, oyen pronunciar a la vidente tres veces seguidas: “Penitencia, penitencia, penitencia”. Bernardita baja la pendiente en dirección al río Gave. De repente, deteniéndose bruscamente, vuelve la cabeza hacia la Gruta como si alguien la llamara y le dirigiera la palabra. Responde con un signo afirmativo. Se levanta, vuelve sobre sus pasos y camina hacia la Gruta. Busca con la mirada a su alrededor. Levanta la cabeza como para interrogar a la Aparición, y luego, como segura de sí misma, se adentra en la cavidad de la Gruta, se inclina hacia el suelo húmedo, y se pone a escarbar la tierra. Bernardita toma en el hueco de su mano un poco del agua fangosa que comienza a brotar; dos o tres veces trata de beberla. La escupe con asco. A la cuarta logra beberla con esfuerzo y se lava la cara con ella. A continuación come un poco de hierba. “Se ha vuelto loca”, murmura la gente. Sin conmoverse, Bernardita vuelve a su sitio y permanece en oración. Terminada la visión, Bernardita se retira.
Cuando le preguntan el sentido de todo esto, Bernardita responde: “La Joven me dijo que fuera a beber agua a la fuente y que me lavara. Al no ver ninguna fuente, me dirigí hacia el río. Me dijo que no era allí y me hizo seña con el dedo para que fuese bajo la roca. Fui allí y encontré un poco de agua que parecía barro, y en tan poca cantidad, que apenas pude recoger un poco con la mano. Me puse a escarbar y pude sacar un poco más. Estaba tan sucia que por tres veces no pude beberla; sólo la cuarta vez lo conseguí. Me dijo entonces que comiera la hierba que se encontraba en ese mismo lugar”.
Cuando le dicen: “¿Sabes que te creen loca por andar haciendo estas cosas?”, Bernardita responde: “¡Es por los pecadores!”
Los pecadores, el pecado, ¿es tan grave todo esto? La mirada y el tono de Bernardita nos muestran el alcance de su gravedad.
De esta agua barrosa, mana ahora un agua cristalina. Un barro que se transforma en agua pura… Poco a poco se comienza a comprender este mensaje que pide la conversión de los pecadores.
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