Duro alegato de la Pontificia Academia para la Vida contra el descarte de nuestros mayores
"Los ancianos nunca tuvieron que morir así (...) fueron tratados cruelmente"
Un santo para cada día: 9 de febrero
Santa Apolonia (Patrona de los odontólogos)
NOVENO DÍA - 10 DE FEBRERO: “YO SOY LA INMACULADA CONCEPCIÓN”.
Lourdes, 25 de marzo de 1858. Fiesta de la Anunciación de la Virgen María. Bernardita se despierta muy temprano y se siente irresistiblemente atraída hacia la Gruta. A las cinco de la mañana se encamina allá.
Esta vez, Bernardita está decidida a obtener una respuesta para llevársela al señor Cura. Después del rezo del Rosario, la Aparición se acerca por la cavidad interior de la roca. Bernardita, llena de alegría, se atreve a hacerle la pregunta que ha preparado en su propio dialecto. Muy ceremoniosa dice:
- Señorita, ¿tendría la bondad de decirme quién es Ud., por favor?
La Joven sonríe. No responde. Bernardita repite con insistencia su pregunta por segunda vez, y después por tercera vez. La Joven sigue sonriendo… Pero Bernardita no se desanima, porque es la condición que puso el señor Cura para construir la Capilla.
A la cuarta vez, la Joven deja de sonreír. Sus manos que estaban juntas, se separan y se extienden hacia la tierra. Después las vuelve a juntar a la altura del pecho, levanta los ojos al cielo y dice en el mismo idioma de Bernardita:
- "Que soy era Inmaculada Councepciou”: “Yo soy la Inmaculada Concepción”.
Los colores vuelven al rostro de Bernardita. Corre a la casa del señor Cura repitiendo estas palabras que no quiere olvidar. No contesta a las preguntas que le hacen y va repítiendo por el camino: “Inmaculada Coun…cep-ciou, Inmaculada Coun…cep-ciou”. Se enreda con las dos últimas sílabas. Cuando llega a la parroquia, le grita al señor Cura:
- “Yo soy la Inmaculada Concepción”.
El Padre Peyramale se sorprende. Está a punto de decirle: - Pequeña orgullosa, ¡cómo vas a ser tú la Inmaculada Concepción! Pero las palabras no le salen. Se da cuenta que Bernardita no dice eso de sí misma, sino que se refiere a la Aparición. Medita en silencio. Por fin le dice:
- ¡Una joven no puede llevar ese nombre! ¡Te equivocas! ¿Sabes tú lo que eso significa?
Bernardita mueve la cabeza negativamente.
- ¿Entonces, cómo puedes decir algo que no comprendes?
- Lo vine repitiendo a lo largo del camino.
Aprovechando el silencio, Bernardita murmura: “Ella insiste en que se haga la Capilla”.
El Párroco utiliza los últimos recursos de su autoridad para salir del paso:
- Vuélvete a casa, otro día hablaremos.
Bernardita está desconcertada. ¿Por qué se enoja el señor Cura? ¿Y qué quieren decir estas palabras, nunca oídas, que le suenan tan hermosas y alegres?
Lo que significa Inmaculada Concepción solo lo sabrá más tarde.
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