Miércoles 1ª semana de cuaresma

 

S. POLICARPO, OBISPO DE ESMIRNA Y MÁRTIR

s. Policarpo

Nace en el año 69-70 de padres cristianos. Aprende las enseñanzas de Cristo de los Apóstoles, se convierte en discípulo de Juan. Lo narran Ireneo y Eusebio de Cesarea: "Policarpo no sólo fue educado por los Apóstoles, sino también fue establecido por los Apóstoles como obispo en Esmirna".  



EVANGELIO EN AUDIO (MP3)

1. Los verdaderos profetas de todos los tiempos han tenido enemigos. Porque el profeta es siempre una persona incómoda, molesta, inquietante. Pero ocurre que los enemigos de los profetas, al no tener razones verdaderas y de peso, para oponerse al profeta, lo que hacen es echar mano del insulto y la mentira, para desprestigiar al hombre o la mujer que les resulta molesto y hasta insoportable. El Evangelio es, en resumen, la historia del enfrentamiento de gentes malvadas ("esta generación", "geneáaute") (Le 11,29; Mt 12,39) con el profeta definitivo, que fue Jesús. De ahí, la cantidad de improperios, mentiras y amenazas que Jesús tuvo que soportar. Hasta el final de sus días.
2. ¿Cómo reacciona Jesús ante sus adversarios? No se calla. Pero su respuesta no es contestar a la ofensa con otra ofensa. Téngase en cuenta que las expresiones "gene­ración malvada, apóstata o adúltera" provienen de la literatura apocalíptica judía (Hen 93, 9; Ha 2,6 s; Jub 23,16 ss). Lo que hace pensar que probablemente se trata de expresiones que introdujo el redactor, no afirmaciones que hizo Jesús. Nunca es bueno ofender al que me ofende. Ni mentir al que me miente. Eso no resuelve nada. Y lo que hace es rebajarme a mí a la altura de un malvado, de un apóstata o un adúltero.
3. Entonces, ¿qué respondió Jesús a quienes se le enfrentaban? Les puso dos ejem­plos de personajes admirados: Jonás y Salomón. Y les dijo: ¿quieren una señal divina? Pues aquí la tienen. ¿Dónde? ¿En qué? En lo que están viendo y oyendo: la forma de vida que llevó Jesús. Eso era más elocuente que todo lo que hizo Jonás y más prodigioso que toda la grandeza del rey Salomón. 



Comentarios