Miércoles de CENIZA

 

Emergencia Humanitaria en la frontera Brasil -Perú

El obispo de Puerto Maldonado pide a las autoridades una solución inmediata a la situación de los migrantes varados en la frontera

CUARESMA. MÁSTER EN «JESÚS» (DESDE EL 17 DE FEBRERO HASTA FINES DE MARZO)

Si, no obstante lo que vimos en el Adviento y durante el mes de enero, a saber, las dificultades y las exigencias que comporta ser discípulo de Jesús (¡y las hondas alegrías también!), hemos decidido liarnos la manta a la cabeza y ser sus seguidores, Jesús nos invita ahora a apartarnos con él a un sitio tranquilo para recibir allí, de sus labios, un «máster en jesuidad», esto es, en el Evangelio. El máster dura cuarenta días (como la Cuaresma, quadraginta) y consta de siete lecciones magistrales:

1.ª LECCIÓN: EL ESTILO. SOBRE LA FORMA DE COMPORTARSE DE LOS DISCÍPULOS DE JESÚS
Lo primero que Jesús nos dice es que llevar una vida profundamente cristiana no significa ser unos amargados (MIÉRCOLES: «Cuando ayunes, perfúmate») ni es incompatible con llevar una vida normal (JUEVES: «La cruz de cada día»); que las penitencias añadidas o los gestos dramáticos y grandilocuentes no son necesarios. Al contrario, hay que saber conservar una alegría íntima (VIERNES: «¿Pueden guardar luto mientras el novio está con ellos?») que nos ayude a «saber estar» en todos los momentos (SÁBADO: «Comer y beber con publicanos y pecadores»).

Revisar nuestro estilo de anunciadores de Jesús es lo primero, porque también los cristianizadores «entramos por los ojos».

Hay un estilo de piedad tradicional, una forma de poner los ojos en blanco, de mantener la seriedad más absoluta en las iglesias y de llevar los vestidos más horrorosamente decentes, que poco tiene que ver con lo que Jesús recomienda (y se lo decía a gente con un profundo sentido de lo ritual).
   Lo mismo ocurre con las canciones litúrgicas de las que uno se avergüenza de cantar fuera de las iglesias, las fórmulas sacras tanto más «profundas» cuanto menos comprensibles, o la religiosidad de pacotilla. ¿Sería ese el «estilo» de Jesús?








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