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Esta lógica trae consigo una carga fuerte de revancha, desquite y no perdón. Es expresión de la vida más natural el “me la hiciste, entonces me las pagas” Jesús propone un itinerario diferente. Invita a asumir otra lógica, que podemos llamar “la antilógica humana”
La reconciliación se convierte en el llamado y la exigencia clara que Jesús le plantea a sus seguidores. No se puede estar adherido a Jesús y seguir con la lógica de nuestra herencia animal. El Evangelio tiene exigencias. No puede existir el cristianismo sin exigencia ética. Por ello el imperativo de Jesús es cambiar la simbólica y el imaginario de violencia, de revancha, para entrar en la lógica del perdón, la reconciliación y la paz. Que en esta cuaresmo hagamos bien la tarea.
1. Este texto es el comienzo de las famosas antítesis que Jesús, según el evangelio de Mateo (5, 21-48), establece entre la "justicia" {"dikaiosyne" = fidelidad, honradez total) que practicaban los judíos y la que deben practicar los discípulos de Jesús. La fidelidad a Dios de los discípulos tiene que ser, no solo cuantitativamente superior, sino sobre todo cualitativamente distinta. Distinta, ¿en qué? No se trata de que la obediencia a la ley divina sea superior, sino de que la obediencia sea sustituida por la bondad y el amor (U. Luz).
2. La primera antítesis que Jesús establece, se centra en este criterio: no solo se debe evitar el hacer daño a otro ser humano, sino que, en la relación con los otros, hay que ser radical. En consecuencia, no se debe ni ofender, ni insultar a nadie de ninguna manera. De esta forma, Jesús pone el listón en lo más alto, que se puede poner, en cuanto se refiere a las relaciones humanas. La preocupación por este complicadísimo asunto fue, con la salud y la alimentación, el centro de las preocupaciones de Jesús. El eje central del sermón del monte está en que nuestras relaciones con todos sean como las relaciones que el Padre bueno mantiene con todos.
3. Lo más fuerte de este texto está en los vv. 23-24. Lo que Jesús afirma, al hablar de la ofrenda ante el altar, no se refiere solamente a "la unidad del ethos y el culto", un tema que ya quedó destacado en los libros sapienciales y en los profetas (Prov 15,8; 21,3.27; Eclo 31 [34], 21-24; 35,1-3, etc. G. von Rad, José L Sicre). No se trata solo de la unidad de "ética" y "religión". Se trata, sobre todo y ante todo, de la prioridad de la conducta ética, que está antes que la observancia de la religión. Jesús dice: si vas a un acto religioso y, al acercarte, recuerdas que hay alguien que tiene quejas justificadas contra ti, no entres en la iglesia, no te acerques al altar, no te ampares en la religión (y menos, en Dios). No. Lo primero es que vayas y te pongas en paz con la persona a la que has ofendido, a la que no le has pagado, a la que has maltratado... Y cuando hayas cumplido con tu semejante, entonces ve a misa, al bautizo, al rezo...
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