Salve, custodio del Redentor y esposo de la Virgen María. A ti Dios confió a su Hijo, en ti María depositó su confianza, contigo Cristo se forjó como hombre. Oh, bienaventurado José, muéstrate padre también a nosotros y guíanos en el camino de la vida. Concédenos gracia, misericordia y valentía, y defiéndenos de todo mal. Amén.
Uno de los obispos que mejor conoce a Francisco analiza su pontificado
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Un aniversario lleno de reconocimientos
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José
Luis Sicre: Amor de Dios y respuesta
humana. El
evangelio no habla del amor de Dios al pueblo de Israel, sino de su amor a todo
el mundo. Pero un amor que no le resulta fácil ni cómodo a Dios, en contra de
lo que cabría imaginar, le cuesta la muerte de su propio hijo.
Fray Marcos: Nadie tiene que venir a salvarme desde fuera. Soy ya plenitud, solo debo descubrirla dentro de mí y vivirla.
José
Antonio Pagola: Dios ama el mundo.
«Tanto amó Dios al mundo que entregó a su
Hijo único». Este amor de Dios es el origen y el fundamento de nuestra
esperanza.
Florentino Ulibarri: ¡Tanto ama Dios al mundo...! Más de lo que nadie nos ha amado y amará, más de lo que somos capaces de amar, nos amas Tú.
Vicky
Irigaray: 4º Domingo de Cuaresma. Como a Nicodemo, Jesús
hoy nos habla a nosotros de otra realidad, de otro mundo, de otra perspectiva,
de nacer de nuevo, del Amor.
Anáfora: El perdón de Dios. Te confesamos, Padre, que nos cuesta imaginar tu amor incondicional, gratuito, universal, porque somos irremediablemente interesados cuando amamos incluso a los nuestros.
2. Dios no se hizo presente en este mundo, en la persona y vida de Jesús, porque se sintiera ofendido, indignado, irritado. Dios se hizo presente en el mundo, en el hombre Jesús de Nazaret, porque quiere tanto al mundo, que no soportaba más estar lejano, distante, desconocido. Dios se humanizó en Jesús.
3. Humanizándonos, encontramos la luz y amamos la luz. Endiosándonos, encontramos las tinieblas y toda nuestra vida proyecta oscuridad. No hay cosa más turbia y oscura que una persona que solo aspira a subir, trepar, instalarse. Como no hay luz más poderosa que la luz del que es tan humano que no tiene nada que ocultar, de forma que su vida y sus obras contagian bondad y humanidad.
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