A un paso ya de la Semana Santa, la liturgia nos brinda una gran imagen
para enfocar la paradoja de la Cruz: “si el grano de trigo no cae en la tierra
y muere, se queda solo, pero si muere, da mucho fruto”. Se nos está hablando de
esa vida espiritual, que se puede quedar sin desarrollar si nos apegamos a
nuestro ego y damos valor absoluto a lo que nos muestran los sentidos.
José Luis Sicre: Angustia y oración. Jesús es consciente de que para triunfar tiene que morir. Ante esta perspectiva confiesa: “Me siento agitado, angustiado”. E intenta superar ese estado de ánimo con la reflexión y la oración. Ante todo, procura convencerse a sí mismo de la necesidad de su muerte.
Fray
Marcos: Aprovecha tu vida biológica para desplegar la verdadera Vida. Solo así alcanzarás tu plenitud espiritual
y darás pleno sentido a tu vida biológica.
José Antonio Pagola: Una ley paradójica. Pocas frases encontramos en el evangelio tan desafiantes como estas palabras que recogen una convicción muy de Jesús: «Les aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere da mucho fruto».
Marifé
Ramos: El juego de la vida y la muerte. El evangelio de hoy
nos invita a tomar conciencia de cómo estamos gestionando esta dinámica: vivir
para nosotr@s o entregar la vida.
Florentino
Ulibarri: ¡Queremos ver a Jesús! ¿Quién me acercará hasta ti? ¿Quién me
llevará a tu presencia? ¿Los guardianes de la doctrina y creadores de leyes?
Vicky
Irigaray: 5º Domingo de Cuaresma. Anunciar la buena
nueva es dar la vida por lo demás y abrirnos para que surja la auténtica vida
que nos habita.
Anáfora:
La entrega día a día. Queremos recordar los buenos consejos de Jesús:
que el grano de trigo no muere en la tierra sino que fructifica, que no tenemos
nada que temer pero sí mucho que amar.
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