Jueves de PASCUA

 


El vídeo del Papa en abril apoya las personas que se arriesgan por defender la dignidad

Resurrección es la raíz de mi alegría

Se cumplen 20 años del conflicto en Sierra Leona: 11 años y unos 250.000 muertos

Testigos de la atrocidad: Hermanos de San Juan de Dios en Sierra Leona durante la Guerra Civil

"¡El nombre que nos dieron en el Bautismo no es una etiqueta ni una decoración!"

El Papa recuerda que "nuestros seres queridos fallecidos continúan cuidándonos desde el Cielo"

Lc 24 35-48 EVANGELIO EN AUDIO
     El evangelio cuenta la aparición de Jesús resucitado mientras los discípulos de Emaús comentaban a la comunidad lo que les ocurrió. El relato es una confesión de fe en el Resucitado. 
     La comunidad comprende que Jesús no está solo en la fracción del pan, sino también en el intercambio sobre las vivencias y experiencias de fe. De hecho, la fe no es una cuestión de adhesión segura que se adquiere y no se pierde más; la fe siempre estará amenazada por los miedos, las dudas y los falsos entusiasmos.
     Releer la Palabra, la realidad y la vida inspirada por la acción del Espíritu y el proyecto humanizador de Dios; son los criterios desde los cuales nos convertimos en testigos del Resucitado hoy. 
     La «visión» del resucitado aparece como mesa compartida, pero necesitamos volver a la Escritura, estar al acecho del reino y hacernos responsables de la comunidad y de la práctica de la justicia; de lo contrario, la presencia del Evangelio sigue sin ser reconocida y nos cerramos a la reconciliación, el perdón y la humanización. 

      Hay que decirlo con claridad y sin miedo. Los catecismos tradicionales y las teologías trasnochadas han deformado la mentalidad a muchos cristianos. Porque les han hecho ver en el Evangelio al Hijo de Dios de tal manera, que Jesús deja de ser un hombre y se convierte en un "dios disfrazado"de hombre.  

1.  Los relatos de las apariciones quieren destacar la identidad entre el Crucificado y el Resucitado. El que murió en la cruz y el que resucitó del sepulcro es el mismo. Por eso el Resucitado muestra, como señas de su identidad, sus manos y sus pies. Pide que le palpen. Insiste en que un fantasma no tiene carne ni huesos. Y hasta se pone a comer delante de ellos. Lo importante aquí está en que las señas de identidad que da el Resucitado son todas señas de identidad humana: manos, pies, carne, huesos, comer...

2.  
Por tanto, el que ha sido exaltado a la Gloria, no solo sigue identificado con lo humano, sino que es precisamente en lo humano en lo que puede ser identificado. El Cristo glorificado no se identifica por su poder, su gloria, su dignidad, su divinidad, sino por su humanidad. Un Dios que se desentiende de nuestra condición de carne y hueso, de lo que vemos y palpamos, de nuestra necesidad de comer y beber, es un Dios deshumanizado. Y por eso mismo, semejante "Dios", ya no es el Dios que se nos ha comunicado en Jesús, el Crucificado y el Resucitado.

3.  En la enseñanza religiosa, que se nos ha dado, se ha insistido mucho en la divinidad de Cristo. Pero se ha insistido menos en la humanidad de Jesús. Y jamás se ha hablado de la humanización de Dios. Los hombres de la religión se manejan bien con "lo divino". Como nadie lo ha visto..., en nombre de "lo divino" se manda y se gobierna con poder indiscutible. El problema está en que, si tomamos en serio que Dios se identifica con lo humano, no iremos por la vida sacrificando o excluyendo "lo humano" porque así estamos más cerca de "lo divino".

 Obispado de Mar del Plata

 Amoris Laetitia: el amor es más fuerte

La alegría del amor de Dios en la fragilidad de la vida

Al conmemorarse este jueves 8 de abril el quinto aniversario de la publicación de la Exhortación apostólica Postisinodal Amoris Laetitia, como Pastor de la Diócesis de Mar del Plata, en mi nombre y en nombre de toda la comunidad, queremos dar gracias a Dios por este regalo que nos ha hecho a través del Ministerio Petrino del querido Papa Francisco.

Con el Santo Padre afirmamos con alegría la grandeza del amor de Dios que hace nuevas todas las cosas. Reconocemos también, que este amor inconmensurable, se hace vida e historia en personas, parejas, matrimonios y familias frágiles. Siempre necesitadas de acompañamiento, discernimiento e integración.

Por eso invito, a todo el Pueblo de Dios, laicos, consagrados y ministros, a releer este trascendental documento de la Iglesia de nuestro tiempo. Leerlo con corazón misericordioso, leerlo desde la dinámica del mismo amor de Dios que siempre nos salva y rescata. Que la lectura vaya acompañada con la oración de los textos de la Palabra de Dios que constantemente se citan o sugieren. Les recuerdo también, y adjunto con este Mensaje, las disposiciones diocesanas que están al servicio del acompañamiento, discernimiento e integración de algunas situaciones de fragilidad en la experiencia del amor de pareja.

Que el amor del Padre, la fuerza de la Pascua de Cristo y la acción fecunda del Espíritu Santo en nuestros corazones, nos ayude a apartarnos de todo rigorismo barato y de los moralismos superficiales. Que superemos siempre la gran tentación hipócrita del fariseísmo de nuestro tiempo, que denigra la belleza del verdadero amor y se niega a vendar los corazones heridos. El amor, el amor de Dios, siempre triunfa y no pasará jamás.

Con la intercesión de la Virgen Madre y San José los bendigo con afecto de padre, hermano y amigo.

+Mons. Gabriel Mestre Obispo de Mar del Plata Argentina




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