Martirologio y efemérides latinoamericanos: 22.4.1638: Hernando Arias de Ugarte, obispo de Quito y arzobispo de Santa Fe, Colombia, defensor de los indios.
Elegidos por la Organización para homenajear su contribución en el bienio 2022-2023
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"En el ser humano la oración se hace palabra, invocación, canto, poesía"
Papa: "No debemos despreciar la oración vocal: despierta hasta el corazón más adormecido"
El papa será uno de los ponentes de la primera jornada, en la que intervendrán una treintena de jefes de Estado y de Gobierno. También participarán los presidentes ruso, Vladímir Putin, y Chino, Xi Jingpin.
Un santo para cada día: 21 de abril
San Anselmo (El Padre de la Escolástica)

La vivencia del Evangelio tiene que ser gozosa, gustosa, convencida y contagiosa. Nos falta sal, y no se cocina impunemente sin sal; tampoco en la vida religiosa. Tenemos que disfrutar más, ser más «salados».
1. En este texto del discurso en Cafamaún, Jesús avanza en su propuesta. Y da un paso decisivo. Hasta ahora ha dicho algo fundamental, que repite una vez más: "Yo soy el pan de la vida". La propuesta religiosa, que Jesús hace, es propuesta de pan que sacia apetencias y que da vida. Vida "eterna", es decir, una vida sin limitación alguna, sin principio ni fin. Decir "eterna" no es hablar de duración, sino de plenitud. Tomar en serio a Jesús es tomar en serio la vida, la propia y la de los demás.
2. Esto supuesto, el paso decisivo que ahora da Jesús es asegurar algo sorprendente: "el pan que yo daré es mi carne". Ya no se trata del pan que representa a Jesús en cuanto que sustituye a la Ley y pone en marcha una nueva forma de entender y vivir la religión, según lo ya explicado. Ahora se trata de que Jesús mismo se da como pan. La palabra "carne" (sarx) tiene en el griego antiguo, entre otros significados. también el de "persona", es decir, el ser humano en su totalidad. Por eso, cuando Jesús dice: "el pan que yo daré es mi carne", quiere decir el pan que yo daré, no es solo el proyecto y el ejemplo de mi vida, sino que soy yo mismo. Jesús está presente en la vida del que cree en él. Jesús está en el creyente y le acompaña en su vida.
3. Jesús hace esto "para la vida del mundo", es decir, para que en el mundo haya vida. Jesús no habla aquí de la vida "religiosa", ni de la vida "sobrenatural, "espiritual" o 'eterna". Jesús habla de la vida sin adjetivo. Es lo más elemental y lo central que todos apetecemos: vivir. Y vivir bien, con seguridad, con salud, con dignidad. Esto es lo que, ante todo y sobre todo, quiere y propone Jesús.
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