FIESTA DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR

 



La fiesta de la Ascensión es un aspecto más de la experiencia pascual. El texto repite el mismo esquema de otros que fueron arrebatados al cielo en el AT o en la literatura clásica. Es importante no quedarse en la puesta en escena y tratar de descifrar qué nos quieren decir con ello.

Lo que sí es fácil de entender es el imperativo que nos interpela: VAYAN por todo el mundo y prediquen el evangelio. Es una frase con mucha fuerza, que nos dinamiza a los cristianos para hacer esa tarea a la que nos sentimos llamad@s. Cada uno desde su lugar en el Mundo.
      Pasó el momento del Jesús histórico y comenzó el nuestro. Jesús nos deja el Evangelio y su compañía, sentida aunque ausente. Y ahora a trabajar, arropados por una comunidad que nos anima: una manera diferente de vivir, de pensar, de hablar, de sentir. Fichando cada jornada, despiertos apenas, planificando bien nuestras acciones del día con objetivos, con controles de  calidad, con cursos de aggiornamento. Un trabajo que nos absorbe y nos llena de satisfacción.

José Luis Sicre: Ascensión del Señor. La Ascensión o triunfo de Jesús no es motivo para quedarse mirando al cielo. Hay que mirar a la tierra, al mundo entero, para continuar su misma obra contando con la fuerza del Espíritu.

Fray Marcos: Una vez muerto, Jesús está fuera del tiempo y el espacio. Entender literalmente el bajar, el subir, el sentarse es mitología.

José Antonio Pagola: Confiar en el evangelio. La Iglesia tiene ya veinte siglos. Atrás quedan dos mil años de fidelidad y también de no pocas infidelidades.

Marifé Ramos: El Señor sigue cooperando hoy. ¿Nos quedamos mirando el decorado, o nos conmueve el mensaje? ¿De qué sirve hablar de la Ascensión de Jesús si no ayudamos a quienes están tirados en el barro, para que puedan “ascender” a la condición de seres humanos con todos sus derechos?

Florentino Ulibarri: Semillas del Reino. Floreced y dad fruto. No os quedéis enterradas.

Vicky Irigaray: 7º Domingo de Pascua: La ascensión. La Ascensión es el fin de una etapa y el comienzo de otra definitiva: la ausencia física de Jesús inicia el tiempo de la comunidad de los discípulos, el tiempo del testimonio, nuestro tiempo.


Anáfora: La misión. Bajo la fuerza de tu aliento, queremos promover y extender tu reino, apoyar a cuantos defienden los derechos humanos, colaborar en cualquier acción a favor de los necesitados y velar por que nadie ni nada nos quite la libertad que nos regalaste como mejor don.

Monjas Benedictinas de Montserrat. Ascensión del Señor.

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