Martes 5ª semana de PASCUA

 

Martirologio y efemérides latinoamericanos: 4.5.1521: Pedro de Córdoba, primer apóstol misionero de los dominicos en América. Autor del primer catecismo en América.

4.5.1547: Cristóbal de Pedraza, obispo de Honduras, «Padre de los indios».


La Virgen de Luján, Patrona de nuestra Patria
     Argentina es un pueblo profundamente mariano.
     Desde la cuna misma de su historia -que no empieza en 1810, sino mucho antes- ha profesado un culto muy especial a la Virgen, fruto de su herencia hispánica.
     Esa devoción se ha concretado en diversas advocaciones marianas, y entre ellas,
la más eminente es la VIRGEN DE LUJAN.
     Cuenta la tradición que un hacendado portugués, afincado en Sumampa (Santiago del Estero), hacia 1630, encargó en Brasil una imagen de la pura y limpia Concepción
de María. En respuesta a su pedido, la enviaron desde allí dos imágenes,
para que él eligiese la que más le gustara.
      Cuando los cajones llegaron
al puerto de Buenos Aires, fueron puestos en una carreta tirada por bueyes. La primera parada se hizo para pernoctar en la estancia de un tal Oramas,
cerca de la actual Campana.
     Cuando a la mañana siguiente se uncieron 
los bueyes a la carreta, no pudieron arrancar. Interrogado el carretero sobre cuál era su equipaje, dijo que llevaba dos imágenes de la Virgen. Bajaron uno de los cajones y los bueyes no dieron un paso. Lo cambiaron
por el otro, y los bueyes arrancaron.
      Los presentes vieron en ello la voluntad 
de la Virgen de quedarse allí, lo que determinó que Oramas la conservara en su casa. A su cuidado quedó un negrito venido con el cargamento, llamado Manuel. 
     Allí comenzaron los milagros y las peregrinaciones.
     Después Oramas cedió la imagen a Ana de Matos, quien hacia 1675 la trasladó a sus campos, junto al río Luján. 
     La imagen fue venerada en su casa, a unas cuatro cuadras de donde luego levantó una capilla, pegada al sitio de la actual Basílica. Pronto se creó una cofradía de la Virgen.
Juan de Lezica construyó el primer templo, que se inauguró en 1773
y permaneció hasta 1890.
      Actualmente, una gran Basílica cobija la venerada 
imagen, que fue luego declarada Patrona de la República Argentina. 
 Jesús es mensajero de paz. Pero no es la paz de los Estados que se fundamenta en el cese de conflicto o de violencia solamente. Además de erradicar toda violencia y superar todo conflicto, la paz de Jesús consiste en llenarse del amor misericordioso de Dios.
  Una paz sin misericordia, es decir, sin perdón, sin reconciliación, sin caridad es una paz falsa. La paz auténtica nace de lo más profundo del corazón no de simples tratados o acuerdos según conveniencias sociales, políticas o económicas. La paz de Jesús es fruto del inmenso amor entre el Padre y él.
  Solo el amor auténtico, oblativo puede ser fuente inagotable de la paz verdadera, la paz que es fruto de la justicia, del respeto por la dignidad del ser humano, de solidaridad efectiva con los empobrecidos y excluidos del mundo.  
  ¿Has tenido alguna experiencia de vivir una auténtica paz fruto del evangelio de la solidaridad y la justicia? ¿Qué acciones puedes promover en tu círculo familiar para alcanzar verdadera paz?

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