Sábado 8ª semana DA


Para preparar la CELEBRACIÓN DEL DOMINGO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD en casa

    Esta confrontación directa de Jesús con el templo y sus autoridades es lo que lo llevaría a la condena de muerte. Quienes tenían el poder religioso y con ello el poder político y económico no toleran el llamado profético de Jesús: la conversión al Reino de Dios.
    Buscan la forma de desautorizarlo, de quitarle fuerza a su profecía. Por eso, cuestionan la autoridad con que lo hace. Pero el mayor respaldo de Jesús es la autenticidad de su propia vida, la coherencia entre lo que decía y lo que hacía, su profunda adhesión al proyecto del Padre. Esto propiciaba que la gente lo tuviera como verdadero profeta.
    No hablaba como los doctores o maestros de la ley. El timbre de su voz tocaba el corazón de sus oyentes porque hablaba con la fuerza del Espíritu. Esa autoridad es incuestionable.
    Este testimonio profético es lo que necesita nuestro mundo de hoy, hombres y mujeres que impulsados por el Espíritu de Jesús sostengan con sus palabras y sus obras la esperanza de su pueblo.

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