Las palabras del Papa Francisco a los participantes de la 109 conferencia de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) el pasado 17 de junio ha provocado una fuerte polémica en Argentina.
En entrevista a Télam, monseñor Oscar Ojea, ha cuestionado las "serias descalificaciones" hacia la figura del Papa Francisco que se registraron en los últimos días entre ciertos sectores de la política y los medios de comunicación. El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina criticó la manera "banal" en que se lo juzga y recomendó a la sociedad argentina leer sus mensajes en forma completa y "no sacarlo de contexto".
En su discurso a la OIT, el Papa Francisco habló sobre la función social de la propiedad privada. Lo hizo en sintonía con la Doctrina Social de la Iglesia, pero que en Argentina despertó disparatados cuestionamientos de ciertos sectores políticos y de los medios de comunicación.
Según el presidente del episcopado argentino, "escuchamos serias descalificaciones a lo que dice el Papa y, a través de algunos comunicadores, de un modo un poco banal. El Papa es muy provocador, provoca la reflexión sobre el rumbo del planeta y la humanidad. Sería absurdo no pensar en eso, en medio de una pandemia que es consecuencia de algo que se ha desmadrado en el trato con la naturaleza y en nuestro trato social".
En sus palabras, el pontífice pidió "garantizar que la asistencia social llegue a la economía informal", que ha sufrido con gravedad los efectos del coronavirus, al tiempo que lamentó el aumento de la pobreza y el desempleo por falta de medidas a nivel mundial durante la pandemia.
Siguiendo las ideas recogidas en su última encíclica Fratelli tutti, publicada en octubre de 2020, el Papa Francisco afirma que "a veces, al hablar de propiedad privada olvidamos que es un derecho secundario, que depende de este derecho primario, que es el destino universal de los bienes". En verdad, esa postura no supone ninguna novedad, solo recoge las reflexiones de la Doctrina Social de la Iglesia que subordina la propiedad privada al destino universal de los bienes, lo que en Argentina fue utilizado por ciertos sectores para volver a arremeter contra la figura papal.
Ante la realidad que se avecina y la reacomodación geopolítica natural que viene después de esta pandemia, monseñor Ojea se pregunta “¿cómo nos vamos a privar de la invitación a pensar sobre los modos en que estamos produciendo, sobre el modo en cómo se redistribuye la riqueza? ¿Cómo no replantearnos la normatividad ética del sistema financiero internacional?". Según el obispo de San Isidro, "la peste nos ha igualado a todos y el Papa ha visto la oportunidad para repensar el rumbo".
El presidente del episcopado argentino reflexiona diciendo que "acá inmediatamente se interpreta que está hablando de Argentina y de situaciones que se dan acá". En verdad, el Papa Francisco habla sobre problemáticas planetarias, por lo que recomendó leer sus mensajes y discursos completos para evaluar "en qué contexto dice una cosa y otra".
El prelado argentino ha recriminado el hecho de que "acá dos o tres comunicadores empiezan a sembrar una especie de pánico y dicen que el Papa está pensando en signos comunistas o de izquierda. Pero es nada más que el Evangelio y una reflexión que nos pueda iluminar, para que nos animemos a hacer una tregua los argentinos y tomemos en serio los problemas que nos atañen a todos".
Junto con eso, monseñor Ojea ha insistido en que "cuando al Papa se lo critica, se lo descalifica, el Papa no responde. Y cuando alguien no responde, es un mal deporte estar continuamente marcándole cosas que no son ciertas ni verdaderas". Por eso, pide “una tregua mediática y política", que ayude a superar la bipolaridad y evite "como si estuviéramos condenados a que todo pensamiento tiene que estar sirviendo a un interés político concreto", según el obispo.
"El Papa es muy fiel a sus principios”, insiste monseñor Ojea. Según él, “la Doctrina Social de la Iglesia tiene mucho más que 100 años y en muchos sentidos los católicos no la hemos cumplido. Este es un Papa intransigente con esos principios, y esto hace que en algunas personas provoque miedo o conmoción, lo cual es totalmente falso, porque solo hace una invitación a fondo a vivir el mensaje del Evangelio".
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