
“¿Cómo podemos reconocer a esta gente? Por su rigidez"
El Papa denuncia a los rigoristas, que se presentan como los “auténticos 'custodios de la verdad'”
Los obispos europeos denuncian errores en el informe del Parlamento Europeo
Lc 1,57-66.80 EVANGELIO EN AUDIO
La liturgia de la iglesia no celebra solamente el día de la muerte de Juan el Bautista sino también el de su nacimiento. Es el mensajero que prepara la irrupción de la Buena Nueva de Jesús.
Aunque es hijo del sacerdote Zacarías no se va al templo a predicar el bautismo de conversión, ni a denunciar las injusticias de la gente religiosa, de los soldados y del mismo pueblo, sino que se sitúa en el desierto, en las periferias, en los márgenes del templo y de la sociedad.
El desierto es el lugar simbólico del enamoramiento de Yahvé, el lugar para limpiarse de las mentiras de los anuncios comerciales del imperio, y programar una nueva ética.
El templo está agotado. Los ritos están muertos. Hace falta volver al desierto. El pueblo sufriente acudió en masa, ansioso de un cambio de estructuras.
Jesús mismo encontró allí una inspiración para iniciar su proyecto. Se dejó bautizar de Juan Bautista. Así compartió con el pueblo como uno más en la fila de los que quieren cambiar este mundo según el proyecto de Dios.
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