EL DIOS DE LOS SENCILLOS (Jesús Rafael Eyama Achama, de GUINEA ECUATORIAL)
p. Nestor GALLEGO: Canción para una pandemia
Un santo para cada día: 20 de julio
S. José María Díaz Sanjurjo (El misionero de Tonkín)
Mt 12 46-50 EVANGELIO EN AUDIO
Quienes en la fe conocen a Dios como su Padre son los hermanos, hermanas y madre de Jesús. El Señor Jesús no edifica el cristianismo sobre la familia, sino en una comunidad, en la que cada uno acoge a los otros libremente por la fe.La familia natural es el medio y el ejemplo para seguir la voluntad de Dios, como lo fue la familia de Jesús de Nazaret. Cuando participamos de la Eucaristía llegamos a participar de la identidad de Jesús. Es cierto que esta comunión debe llevarnos a un compromiso con la familia, la sociedad y su transformación constante.
Recordemos con este pasaje que lo más importante para seguir perteneciendo a la comunidad cristiana no pueden ser sólo los lazos institucionales, sino cumplir la voluntad del Padre (Mt. 6,10). Jesús desea una familia, pueblo de Dios, unida por los lazos del afecto y la solidaridad. No tengamos miedo al compromiso por el Reino.
¿Cuál es mi testimonio de fe, esperanza y amor en la familia y la comunidad a la que pertenezco?
“Hacer la voluntad de Dios” es el distintivo de identidad del ser familia de Jesús. Los que “escuchan su palabra y la cumplen” se convierten en “madre”, “hermano” y “hermana” de Jesús. María es grande no solo por ser madre de Jesús sino por ser la mejor discípula que cumple su voluntad. Esto significará comulgar con sus palabras y el proyecto del reino, independientemente de las condiciones legales y raciales.
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