La Conferencia Episcopal 'oculta' su Orientaciones Pastorales para el próximo quinquenio
Los obispos admiten que España "ya no es una cultura inspirada en la fe cristiana"
"Los enfrentamientos crecen y pareciera que asistimos a un resurgir artificial de «las dos Españas» de tan dramático recuerdo"
"La puesta en cuestión de la Constitución, la monarquía, el poder judicial, junto a las fuertes tensiones independentistas en medio de una inédita crisis económica, llenan de preocupación e incertidumbre a la sociedad española"
"Abonan esta situación las iniciativas legislativas del Gobierno de coalición sobre la educación, la eutanasia, el aborto, la memoria democrática, el Consejo General del Poder Judicial, que van en la línea del proyecto de deconstrucción antes citado a escala global"
"Ya son muchos los bautizados que dicen «creer sin pertenecer». Se declaran católicos y reivindican su pertenencia a la hora de solicitar servicios religiosos, pero organizan su vida «como si Dios no existiera»"
"Para muchas personas las verdades cristianas son ahora incomprensibles y las normas morales que brotan del Evangelio se han vuelto inaceptables"
Los obispos admiten "una preocupante división entre la vida cristiana cultivada en el interior del templo y la encarnada y testimoniada en la vida familiar y ciudadana"
"Si no logramos superar esa desconfianza ambiental que, en amplios sectores de nuestra sociedad, se ha instalado respecto de la Iglesia, la evangelización se nos hace más difícil"
"Desvinculación, desconfianza y enfrentamiento"
En la introducción, los obispos hacen un repaso a la situación actual, que califican de "aceleración de las transformaciones en la sociedad española y en la Iglesia", que llevan a una sociedad marcada por la "desvinculación, la desconfianza y el enfrentamiento".
"En este caldo de cultivo, la irrupción de las estrategias mediáticas y políticas basadas en la posverdad no es casual. La defensa de las múltiples identidades desvinculadas, sin un relato compartido, genera el enfrentamiento para afirmar la propia posición. Queda poco espacio para la deliberación democrática, los relatos compartidos e incluso, simplemente, la palabra. Entre las instituciones afectadas por la desvinculación está la familia y la pertenencia activa a instituciones como la Iglesia", sostiene el documento.
En el apartado sobre la situación política y social en España, los obispos relatan "una situación sociopolítica convulsa" con "una profunda crisis institucional, en la que algunos grupos políticos quisieran abrir una segunda fase constituyente".
Resurgir de "las dos Españas"
"La puesta en cuestión de la Constitución, la monarquía, el poder judicial, junto a las fuertes tensiones independentistas en medio de una inédita crisis económica, llenan de preocupación e incertidumbre a la sociedad española", insiste el documento, que apunta cómo "los enfrentamientos crecen y pareciera que asistimos a un resurgir artificial de «las dos Españas» de tan dramático recuerdo".
"Abonan esta situación las iniciativas legislativas del Gobierno de coalición sobre la educación, la eutanasia, el aborto, la memoria democrática, el Consejo General del Poder Judicial, que van en la línea del proyecto de deconstrucción antes citado a escala global", denuncian los obispos españoles, que advierten que estas iniciativas "ponen en riesgo la libertad y dificultan la imprescindible unidad, tan necesaria en plena crisis sanitaria y en los albores de una crisis económica de consecuencias sociales impredecibles".
Grupos de "creyentes"
En cuanto a la situación eclesial, los obispos admiten que "la Iglesia española experimenta las consecuencias de la gran transformación", con distintos grupos de creyentes:
1) Un número grande de españoles se manifiestan católicos. De entre ellos muchos continúan fieles en su participación habitual en la vida eclesial. Dentro del mayoritario grupo de españoles que siguen manifestándose católicos en las encuestas, la participación en la vida eclesial es muy heterogénea y en muchos casos débil y esporádica. En este grupo de autodenominados católicos, la vida comunitaria organizada y el compromiso misionero explícito es pequeño.
2) Ya son muchos los bautizados que dicen «creer sin pertenecer». Se declaran católicos y reivindican su pertenencia a la hora de solicitar servicios religiosos, pero organizan su vida «como si Dios no existiera», habitualmente no participan de la vida eclesial y manifiestan implícitamente su agnosticismo o ateísmo. La secularización y el impacto que produce el discurso cultural dominante constituye para este grupo un obstáculo difícil de superar.
3) Llama la atención en la sociedad un emergente grupo postsecular, insatisfecho con la propuesta de vida del progreso permanente y que no ha acogido ni la fe ni los prejuicios antirreligiosos. Son personas en búsqueda y con una nueva receptividad.
4) También están entre nosotros los inmigrantes católicos. Muchos se han acercado a nuestras parroquias por la puerta de Cáritas y no han pasado más adentro; otros participan de manera ordinaria en la actividad eclesial y pueden aportar una renovación a nuestras comunidades.
Junto a ello, el análisis episcopal resalta "el descenso en el número de personas que participan en la vida sacramental". "Especialmente llamativo es el descenso de matrimonios, y como lógica consecuencia disminuyen los bautismos y comienza a descender de manera apreciable la participación en las primeras comuniones", analiza el documento, que también admite el "evidente" descenso de vocaciones al sacerdocio y la vida religiosa.
Normas morales incomprensibles
La misión evangelizadora de la Iglesia en España se encuentra con dos tipos de dificultades: "unas vienen de fuera de la cultura ambiental; otras vienen de dentro, de la secularización interna, la falta de comunión o de audacia misionera", apunta el documento. La primera de ellas "tiene mucho que ver con la cultura ambiental que los españoles vivimos, pues ya no es una cultura inspirada en la fe cristiana".
"Para muchas personas las verdades cristianas son ahora incomprensibles y las normas morales que brotan del Evangelio se han vuelto inaceptables", recalcan los obispos, que inciden en que "las verdades que intentamos transmitir son de difícil comprensión y la propuesta moral muy difícil de aceptar".
"Esto conlleva un profundo desafío cultural; la Iglesia, que a lo largo de los siglos ha generado tantísima cultura, hoy observa cómo el cine, el teatro, la música, las series de TV realizan propuestas culturales indiferentes o antitéticas a la cultura cristiana", denuncia la Iglesia española.
Respecto a "las dificultades internas" que "afectan a la identidad misma de la vida eclesial", los obispos detectan tres: "La mundanidad, que pone más la confianza en los medios humanos que en la gracia y reduce el mensaje a una propuesta moral, y la autorreferencialidad, que nos hace estar más preocupados por los asuntos eclesiásticos que por la misión", en primer lugar; las "expresiones de falta de comunión en la manera de vivir la unidad de la fe de la Iglesia en su catolicidad", que provoca "un clima de confusión" entre muchos católicos; y "la debilidad del testimonio misionero en la plaza pública, en los ambientes e instituciones de los que los católicos formamos parte".
Los abusos y el IBI, "dificultades"
Esto, concluyen, "expresa una preocupante división entre la vida cristiana cultivada en el interior del templo y la encarnada y testimoniada en la vida familiar y ciudadana". Los obispos también en "algunas dificultades" que "han aparecido de manera recurrente en los medios".
¿Cuáles? "Los graves casos de abusos u otros comportamientos inadecuados, así como con la insistencia en asuntos patrimoniales como inmatriculaciones, IBI, etc., contribuyen a la pérdida de confianza en muchas personas". ¿Qué hacer? "Si no logramos superar esa desconfianza ambiental que, en amplios sectores de nuestra sociedad, se ha instalado respecto de la Iglesia, la evangelización se nos hace más difícil", y más contando que "no estamos ya en un régimen de cristianismo porque la fe –especialmente en Europa, pero incluso en gran parte de Occidente– ya no constituye un supuesto obvio de la vida en común; de hecho, frecuentemente es incluso negada, burlada, marginada, ridiculizada".
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