Jueves 25ª semana DA


Un santo para cada día: 23 de septiembre

San Pio de Pietrelcina. (El padre Pío)

"Ha sido una peregrinación de oración, a las raíces, una peregrinación de esperanza"

El Papa glosa su visita a Eslovaquia: “En Europa, la presencia de Dios se diluye en el consumismo y en los 'vapores' de un pensamiento único”

El Papa  convoca a jóvenes de todo el mundo para iniciar este proceso de cambio

Economía de Francisco: Primer Congreso Internacional de América Latina

Lc 9 7-9 EVANGELIO EN AUDIO

     1. Estamos acostumbrados a pensar y hablar mal de Herodes el Grande y de su hijo, Herodes Antipas. Y es verdad que ambos, sobre todo el padre, tuvieron asuntos muy negros y repugnantes en su historia. Pero no es frecuente que caigamos en la cuenta de que el Herodes, que mandaba en Galilea cuando Jesús predicaba y curaba enfermos, fue un hombre del que también tenemos que aprender. Herodes se preguntaba, y preguntaba. Ahora bien, el que pregunta es que no sabe y lo reconoce. El que pregunta, además, espera que otro le enseñe, y quiere que se le enseñe lo que él no alcanza a saber. Todo esto es importante en este momento. ¿Alguien ha visto una tertulia de políticos que, ante las cámaras de televisión, den muestras de no saber y, sobre todo, digan que quieren aprender? ¿Por qué los hombres del poder son tan autosuficientes? ¿No se dan cuenta del ridículo que hacen al presentarse así?
     2. El comportamiento, tan profundamente humano de Jesús, curando males y aliviando penas, suscita la curiosidad de todos, incluso de un hombre como Herodes. Es verdad que, poco después, este político andaba buscando a Jesús para matarlo (Lc 13, 31). Cuando Jesús se enteró de eso, se limitó a decir: "Vayan a decirle a ese zorro: yo, hoy y mañana, seguiré curando y echando demonios"(Lc 13, 32). Los"hombres del poder suelen ser de la mentira". 
     3. La amenaza del poder no desvió a Jesús ni un ápice de su lucha contra el sufrimiento. Y cuando llegó la hora de la verdad, y Jesús se vio atado de pies y manos ante el tribunal de Herodes, que le hizo muchas preguntas, Jesús -no le contestó palabra" (Lc 23, 9). Lo que le importaba a Jesús era el dolor de enfermos y pobres. Para eso nunca necesitó privilegios del poder. Por eso, ni le asustaron sus amenazas, ni le sedujeron sus promesas. De esto, tendríamos que aprender mucho  todos los que buscamos o nos recreamos en el favor de los que tienen poder y mando. 
    Es tarea del creyente hablar de Jesús, asumir su propuesta del reino y su talante profético por medio del seguimiento ¿Quién es Jesús para mí? ¿Me siento comprometido a seguirlo o solo escucho de él?


El SÁBADO 25 MISA  a las 18
en el templo parroquial (22 y 61)

Defienden el proceso sinodal frente a "las tentaciones del clericalismo y la rigidez"

Francisco y el C-6 invitan a "superar el sectarismo y los intereses partidistas” para la reforma de la Iglesia

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