Tampoco se exigirá en los templos de Buenos Aires
Víctor Manuel Fernández. "No es competencia de la Iglesia pedir un pase sanitario para los actos de culto"
Lc 1 57-66 EVANGELIO EN AUDIO
1. El tema central de este evangelio es el nombre que le pusieron al Bautista. El nombre no expresaba simplemente la identidad de la persona, sino que era el indicador de la misión que el titular de ese nombre tenía que desempeñar en la vida. O sea, el nombre no era la mera designación de la persona. Para los israelitas, el nombre de una persona expresaba lo que en realidad era aquella persona, su misión y su destino en la vida. Al menos, teóricamente este era el alcance del nombre, aunque en bastantes casos no se cumpliera así.
2. Lo significativo de este relato está en que una de las costumbres de aquel tiempo era que, sobre todo en el caso de los sacerdotes, lo más frecuente era poner al recién nacido el nombre de su padre. Seguramente, así se quería decir que el hijo sería una prolongación de lo que era su padre, un servidor del Templo y del culto sagrado. Sin embargo, en el caso de Juan, esta costumbre se rompe. Y no le llaman Zacarías, como debería ser, según la costumbre. Sino que, por inspiración del ángel (Lc 1, 13), le pusieron el nombre de Juan. Lo cual venía a indicar o sugerir (al menos) que el hijo del sacerdote no sería continuador de la tarea y del oficio del padre. ¿Qué importancia tiene esto?
3. Juan es nombre que viene del griego "lóannés", que a su vez procede del hebreo "yóhánárt", que significa "Yahvé se ha compadecido". Como es lógico, si tenemos en cuenta lo que fue la vida, la misión y la personalidad de Juan, lo que aquí se está indicando es que la compasión de Dios hacia su pueblo (y hacia la humanidad entera) pasó del sacerdote Zacarías al profeta Juan. Pasó, por tanto, del templo al desierto. Y pasó también del culto sagrado a la profecía laica de aquel hombre de Dios, que fue Juan, que ejerció su ministerio al margen de la institución religiosa, mirado con recelo por los sumos sacerdotes (1n 1, 19-28) y asesinado finalmente por su libertad ante los grandes y notables de este mundo.
Así se preparó el camino de Jesús. El Evangelio toma distancias respecto a la religión.
¿Es posible soñar con el fin de un cisma que dura ya mil años?
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