Este domingo la liturgia nos propone un texto que es puro evangelio. “Amen a sus enemigos”, “al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra”. La primera sensación es que el listón está demasiado alto. Para no quedarnos en el desánimo, Fray Marcos nos recuerda que el amor del que habla no se refiere a un sentimiento. “No se nos exige simpatía o amistad con el enemigo sino el amor de Dios al que tenemos que imitar”.
Fray
Marcos: Si descubro que no hay enemigo, podré amor a todos. El amor del evangelio no es salir de ti e
ir al otro, sino descubrir al otro en ti.
Se trata de comprender que
todos somos iguales en dignidad. Debemos trabajar para encontrar esa armonía
fraterna. Nadie por encima de nadie.
La actualidad nos demuestra lo lejos que aún está de cumplirse esta utopía
de Jesús: desigualdad hasta el punto de que hay personas que mueren de
hambre, abusos y falta de transparencia, tambores de guerra…
José
Antonio Pagola: ¿Qué es perdonar? El mensaje de Jesús es
claro y rotundo: «Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian».
¿Es posible vivir en esta actitud?
Vicky
Irigaray: 7º Domingo del Tiempo Ordinario. Jesús nos invita a
luchar contra todo tipo de injusticia y desigualdad; a remar a contra corriente
de lo que propone nuestra sociedad sin odio ni venganza, perdonando y amando a
los enemigos.
Anáfora:
El amor que nos une. Es justo reconocer, Padre de bondad, que vivimos
rodeados de muestras permanentes de tu amor.
Monjas
Benedictinas de Montserrat. Domingo 7º del Tiempo Ordinario.
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