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6. Otro rasgo que Francisco destaca en San José es el de constituirse como Padre en la ternura. Ya hemos visto que José amó a Jesús con corazón de padre -”patris corde”-. El Papa ilumina una cualidad que puede pasar desapercibida ante la grandeza de José. Y es que el gran Santo nos demuestra que Dios “puede actuar a través de nuestros miedos, de nuestras fragilidades, de nuestra debilidad”. Es ésta una característica notable, pues es reflejo de que la grandeza de Dios con frecuencia se revela precisamente valiéndose de la pequeñez. Tenemos que estar atentos.
Oración final de Patris Corde
Salve, custodio del Redentor y esposo de la Virgen María. A ti Dios confió a su Hijo, en ti María depositó su confianza, contigo Cristo se forjó como hombre. Oh, bienaventurado José, muéstrate padre también a nosotros y guíanos en el camino de la vida. Concédenos gracia, misericordia y valentía, y defiéndenos de todo mal. Amén.
1. Este texto es un conjunto de dichos que recopiló y adaptó la comunidad de Mateo que expresa el pensamiento de Jesús sobre un asunto capital: las deformaciones y contradicciones a que suele llegar la religión.
2. Lo primero y lo más claro que aquí se dice es que la deformación de la religión no viene de abajo, de los que obedecen, sino que viene de arriba, de los que mandan. Porque imponen a la gente obligaciones pesadas que ellos no
cumplen. Cuanto más alto están, más lejos viven. Lejos de la gente y, por tanto, de Jesús y de Dios. Lo que les importa es su imagen: las vestimentas que se ponen, los sitios de honor que ocupan, los títulos solemnes que usan. La apariencia les preocupa más que la realidad.
cumplen. Cuanto más alto están, más lejos viven. Lejos de la gente y, por tanto, de Jesús y de Dios. Lo que les importa es su imagen: las vestimentas que se ponen, los sitios de honor que ocupan, los títulos solemnes que usan. La apariencia les preocupa más que la realidad.
3. Todo esto genera un proceso de descomposición. Ni los que mandan ven la realidad como realmente es, ni ellos son vistos como realmente son. El que se sitúa a un nivel de "dignidad" sobre los demás, se ve obligado a vivir en la hipocresía, para mantener su imagen, y obliga a los demás a que le traten de una forma ficticia, para defenderse ellos de un poder y de una dignidad que les resulta amenazante. En tales condiciones, la verdadera relación humana se hace imposible y todos terminamos viviendo en la mentira. Es el germen de la descomposición.
Murió doña Fabiola Lalinde
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