S. Juan Clímaco (Maestro espiritual, autor de relevantes tratados ascéticos)
La palabra misericordia, “amor entrañable” (en hebreo rahamin) tiene como raíz la palabra rehem, traducida como “útero” o “entrañas maternas”.
Dios mismo en toda su maternidad: compasión, cuidado entrañable, consuelo, amor maternal. Dios, a quien reconocemos como Padre, necesita también ser experimentado por la comunidad creyente con rasgos femeninos, como Madre que desde sus entrañas gesta vida nueva y esperanza.
Jesús nos lo describe con expresiones atípicas, amor casi maternal, dando vida y guiando a sus hijos e hijas con especial ternura. Y nos muestra su total identificación con la divinidad, efectiva y afectivamente; por eso es capaz de abrazar a toda persona sin distinción ni discriminación, especialmente a las mujeres, ofreciéndoles lugar, dignidad, bendición y un proyecto que las dignifica: el Reino. Una invitación a entrar en la novedad del encuentro con el Dios de Jesús que no juzga, sino que regala Vida Nueva.
Tenemos como principal tarea el anuncio de la misericordia y la ternura del Dios “Padre–Madre”. ¿Cómo es la experiencia que has tenido de Dios?
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