Fray Marcos: Jesús se identificó con Dios durante su vida y para siempre. Como Jesús, estoy aquí para descubrir e integrar lo divino que hay en mí.
José Antonio Pagola: El último gesto. Jesús era realista. Sabía que no podía transformar de un día para otro aquella sociedad donde veía sufrir a tanta gente.
Miguel Ángel Munárriz: Nuestro destino es Dios. La muerte no es el final, sino nuestra liberación definitiva del poder del mal.
Luis Andrés Henao: El premio Nobel y físico Wilczek gana el Premio Templeton. Otro gran físico de hoy abierto al Misterio del hombre y de Dios.
Vicky Irigaray: 7º Domingo de Pascua: La Ascensión. Que nuestras comunidades parroquiales y religiosas sean trocitos de cielo en la tierra, pequeños oasis de una humanidad renovada por la fuerza del Espíritu.
La teología de los evangelios y otros escritos del Nuevo Testamento se articula en base a relatos simbólicos. Orientados a la catequesis, son escritos llenos de plasticidad, como por ejemplo, la escena de la Ascensión. Me imagino que sin libros, era la forma más eficaz para recordar las enseñanzas. Después, en el silencio de la meditación, los discípulos tratarían de ir desentrañando los símbolos y asimilando esas realidades.
Para mí, hoy, ¿qué me sugiere este relato?
Pasó el momento del Jesús histórico y comenzó el nuestro. Jesús nos deja el Evangelio y su compañía, sentida aunque ausente.
Y ahora a trabajar, arropados por una comunidad que nos anima: una manera diferente de vivir, de pensar, de hablar, de sentir. Fichando cada jornada, despiertos apenas, planificando bien nuestras acciones del día con objetivos, con controles de calidad, con cursos de aggiornamento.
Un trabajo que nos absorbe y nos llena de satisfacción.
Semana de la Ascensión (29 de mayo al 4 de junio)
Consejos para tener una buena vida resucitada (5): Un trabajo estable
¿Nos apuntamos a la Oficina de Empleo de Jesús (un trabajo duro, pero que aporta muchas satisfacciones)?
Esta semana servirá para revisar cómo estamos desempeñando nuestro trabajo de testigos: ¿está contento nuestro jefe? ¿Y los compañeros? ¿Merecemos un ascenso?
Para la revisión de vida
¿Estoy asumiendo la misión propia de mi identidad como bautizado/a en Cristo Jesús? ¿En qué doy verdadero «testimonio» de Jesús y de su Causa, y en qué no lo doy aún?
¿Qué me falta para madurar más en la fe? ¿Conozco suficientemente el Proyecto de Jesús? ¿Busco vivir por su Causa con la fuerza de su Espíritu y su experiencia de Dios Padre-Madre?
¿Qué señales doy de interés por los demás y por su liberación de esclavitudes o angustias, de sufrimientos, marginación, opresión o depresión?
Para la oración
- Por las Iglesias, por el Papa, obispos, presbíteros, religiosos y laicos , para que todos los bautizados en Jesucristo seamos fieles testigos suyos y de su Causa del Reino con la fuerza de su Espíritu: Oremos
- Por todos los miembros de las comunidades cristianas, para que busquemos la madurez en la fe y en la gracia, a la medida de Jesús crucificado y resucitado, constituido Cabeza de la Iglesia: Oremos
- Por los que viven y anuncian el Evangelio del Reino en las fronteras del dolor de los pueblos y de los sectores humanos más sufridos y excluidos de la vida, para que les apliquen el poder de Cristo, Mesías sufriente y resucitado, en signos de liberación e inclusión en la vida digna, justa y solidaria propia del Reino de Dios: Oremos
- Por los más sufridos, olvidados y excluidos en nuestro país y en todo el mundo, para que la fuerza del amor del Espíritu de Jesús nos lleve a vivir una solidaridad que les abra caminos de esperanza real: Oremos
- Por nuestro pueblo, para que todo él supere las injustas desigualdades y los odios, y crezcamos en paz verdadera, en puestos de trabajo y en vida justa y solidaria según el Proyecto del Dios de Jesús: Oremos
- Para que la ascensión del Señor sea nuestra victoria y todos vivamos la experiencia del poder transformante de Cristo resucitado: Oremos
Dios Padre nuestro, al celebrar con gozosa esperanza la exaltación de tu amado Hijo Jesús, que fue crucificado por ser fiel a tu voluntad de vida digna para todos y todas, te pedimos que, con la fuerza del amor del Espíritu, le sigamos al servicio de tu Reino de justicia, de amor y de paz. Nosotros te lo pedimos inspirados en Jesús de Nazaret, hijo tuyo y hermano nuestro.
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