Viernes 3ª semana de Pascua

Mensaje para la 59ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones

El Papa, por una Iglesia "capaz de caminar unida en las diversidades, en la que todos tienen algo que aportar y pueden participar activamente"

250 sacerdotes de la arquidiócesis firman una carta de apoyo al arzobispo

El clero porteño con el cardenal Poli: "Somos testigos de tu honestidad e integridad moral"

"Las ideologías mutilan el Evangelio", advierte a la plenaria de la UISG

Un Francisco en silla de ruedas anima a las religiosas de todo el mundo a "abrazar la vulnerabilidad"

El nuevo organismo busca adecuar la maquinaria de la Curia vaticana

El Papa crea una comisión interdicasterial para controlar el éxito de la reforma de la Curia

Monja valiente y reivindicativa de la justicia y la paz, será beatificada el 7 de mayo

Aguchita, la mártir peruana

Jn 6 52-59 EVANGELIO EN AUDIO

    En la eucaristía está presente Jesús. Pero en la eucaristía no nos comemos el cuerpo histórico de Jesús, el cuerpo que nació de María, el que recorrió los caminos de Palestina, el que murió en la cruz. No comemos ese cuerpo porque ese cuerpo ya no existe.
   En la eucaristía recibimos al Cristo resucitado. Lo recibimos realmente, de verdad. Pero eso se ha explicado en la Iglesia de distintas maneras. 
   San Agustín decía que la eucaristía es "una figura que nos manda comulgar con la pasión del Señor" (De Doctr. Christ., III, 24). Esta comunión la entendió la Iglesia de forma simbólica durante más de diez siglos. 
   Comulgar no es recibir una "cosa" santa y sagrada.
Comulgar es unirse a Cristo de forma que la persona y la vida de Jesús están presentes en la vida del que comulga. 

71º día de acoso: "Hoy rezamos por todos los inocentes asesinados"

Shevchuk: "Hoy, en su lugar, en esa fosa común, podríamos haber estado ustedes o yo"

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