Miércoles 4ª semana de Pascua

    Desde luego, los creyentes de hoy en día (los sinceros, naturalmente) hablan una lengua nueva, un lenguaje distinto al que utiliza la sociedad, la política y hasta la Iglesia.
   Una lengua que suena a buena noticia y que tiene contenidos muy bellos: que Dios es un Padre (así, como suena); que la vida es un gran y hermoso don; que hacer el bien es mejor que hacer el mal... 

En la IX Jornada Amistad entre Coptos y Católicos

Francisco, a Tawadros II: "La amistad es el camino más seguro para lograr la unidad de los cristianos"

José Moreno Losada

Un solo encargo divino. Comunidad del Resucitado 

"Necesitamos un cambio profundo, una conversión que desmilitarice los corazones"

Francisco invita a los ancianos y abuelos del mundo a "ser artífices de la revolución de la ternura"

Jn 12 14-50 EVANGELIO EN AUDIO 

   San Juan condensa en este epílogo, las enseñanzas de Jesús en las que asegura la condición de comunión del creyente en relación con Dios. El maestro de Nazaret está sintetizando con propiedad el significado de su persona con respecto al Padre y al mundo.    Sus vehementes palabras, son un canto al Padre; de hecho, Él es la Palabra humanada de Dios. 
    La tarea es creerle, oírlo, guardar su palabra y dejarse orientar por su luz, que libra de toda desesperanza e intrascendencia de la fe. La salvación que proviene de Dios en su Enviado es un acontecimiento de liberación y humanización integral; es don divino y proceso humano; aunque parezca paradójico.
    Por tanto, decidirnos por Jesús implica religar la vida evangélica, ética y humanamente. Es indudable que la aceptación de la oferta salvífica tiene consecuencias y genera desafíos sociales, políticos y culturales. 
    ¿Es nuestra vida de seguimiento un grito de justicia, paz y reconciliación interhumana y planetaria?

    1. Abundan ahora los que Ilamamos "progres", los que, en nombre de lo humano, rechazan "lo divino". Esos son quienes afirman tranquilamente: "Jesús, si; Dios, no. En nombre de "lo humano", se rechaza lo divino. 
   Esta forma de pensar, motivada por argumentos del mas diverso valor y peso, es frecuente, más frecuente de lo que pensamos. 
    2. Hay en todo esto algo que enseguida salta a la vista. Lo de Dios, es visto por muchos como "Misterio". Mientras que lo de Jesús se ve como "Ejemplo", por cierto, ejemplo de bondad y solidaridad con el dolor humano.
   Es más, lo de Dios nos resulta "trascendente", o sea, no se entiende, ni se puede entender. En tanto que lo de Jesús nos remite a algo "inmanente", algo de este mundo y para este mundo, relacionado con Ia historia de los seres humanos y, por tanto, cercano a nuestros problemas, intereses, preocupaciones y anhelos. /Como afrontar este problema? ¿Tiene solución todo esto? 
 
    3. Jesús afirma aquí de forma tajante y firme: "El que cree en mi, no cree en mi, sino en el que me ha enviado': Y enseguida el mismo Jesús añade: "el que me ve a mi, ve al que me ha enviado". No hay que esforzarse mucho para comprender enseguida que, con estas palabras, lo que este evangelio afirma es la identidad entre Dios y Jesús. 
  Creer en Jesús es creer en Dios. Ver a Jesús es ver a Dios. Por tanto, que nadie se angustie porque le resulta fácil aceptar a Jesús, mientras que lo de Dios no se entiende y cuesta explicarlo o demostrarlo. No hagamos problema de nada de esto. Dios se ha encarnado en Jesús. Es decir, Dios se ha encarnado en lo humano. Por eso, a Dios lo encontramos en todo lo verdaderamente humano. Así de simple. Y así de profundo también. Todo el que busca su propia humanidad, por eso mismo busca a Dios. 
   En esto consiste la gran revolución que tenemos que afrontar, si es que de verdad queremos llegar al fondo del hecho cristiano. Aquí Jesús adelanta ya lo que le dijo al apóstol Felipe la noche que se despedía de sus discípulos: "El que me ha visto a mi, ha visto al Padre" (Jn 14, 9). Realmente, el que dice: "Jesús si, Dios no", no sabe lo que dice. Ni sabe lo que significa lo divino, ni tiene idea de lo que en realidad es "lo humano". 
    El que acepta lo verdaderamente humano, por eso mismo acepta a Dios. 

Santo a partir del 15 de mayo, un 'modelo para los católicos de hoy'

Padre Ardura, postulador: Charles de Foucauld, el patrono de los recomienzos

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