Un santo para cada día: 27 de mayo
San Agustín de Canterbury (Apóstol de Inglaterra)
Jn 16 20-23 EVANGELIO EN AUDIO La alegría que trae Jesús no conoce fin. Nadie la puede quitar. Esa es la promesa que el Crucificado-Resucitado da a los que entran en una relación existencial con él.
Esto es muy importante. No se puede ser cristiano si no se tiene una relación profunda con el Señor Jesús muerto, en la Cruz del calvario y Resucitado por el amor de Dios Padre. Esa alegría nadie la puede arrebatar.
Esto es muy importante. No se puede ser cristiano si no se tiene una relación profunda con el Señor Jesús muerto, en la Cruz del calvario y Resucitado por el amor de Dios Padre. Esa alegría nadie la puede arrebatar.
Dejemos que sea la alegría del Crucificado-Resucitado la que llene nuestra vida. Pero para que eso suceda hemos de abrir un espacio a Dios para que sea él quien haga la obra en nosotros.
No es una tarea fácil. Es cierto que nos resistimos a dejarnos tocar por Dios. Son muchas las resistencias que aparecen permanentemente en nuestras vidas. Pero Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, es el único que puede hacer que la alegría de su Hijo se encienda en nosotros.
No es una tarea fácil. Es cierto que nos resistimos a dejarnos tocar por Dios. Son muchas las resistencias que aparecen permanentemente en nuestras vidas. Pero Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, es el único que puede hacer que la alegría de su Hijo se encienda en nosotros.
Mensaje con motivo de la Asamblea Plenaria de la CAL
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31 de mayo, a las 18 horas, en conexión por streaming
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