Lunes 22ª semana DA-Martirio de San Juan Bautista

Un santo para cada día: 28 de agosto

S. Agustín ( El hijo de muchas lágrimas que llegó a ser Padre y Doctor egregio de la Iglesia)

El Papa rezó con los fieles aquilanos a la Madre de Dios en su visita pastoral

Ángelus desde L'Aquila: Francisco expresa cercanía con Pakistán y Ucrania

Francisco recuerda que "el camino para llegar a la misericordia es la propia miseria"

El Papa hace votos para que "L'Aquila sea realmente una capital del perdón, la paz y la reconciliación!"

 Lc 4 16-30 EVANGELIO EN AUDIO

Jesús comienza su ministerio público en Nazaret. Retoma las palabras de Isaías para anunciar su plan de acción misionero, que está inspirado en el Espíritu Santo, tiene como destinatarios privilegiados a los pobres y fija como objetivo la liberación de los oprimidos y la proclamación del año de gracia del Señor.
   El plan tiene coherencia con el reino de Dios, pero no es entendido ni aceptado por sus coterráneos, debido al fanatismo religioso y político que los enceguece. No pueden creer que alguien de ellos mismos sea el ungido de Dios. 

     Aún hoy, nos cuesta creer en lo nuestro y los nuestros, en que la profecía puede ser un producto nacional. La gente de Nazaret, con gran indignación, pero con poco sentido crítico, intentan eliminar a Jesús, un presagio de lo que le sucederá después en Jerusalén, a manos de las autoridades de Israel. 
     Jesús se abre camino y se aleja, dejando claro que su vida y su Palabra, a pesar de estar constantemente expuestas al precipicio, siempre estarán vivas y presentes en el mundo.

Se perciben en el entramado narrativo del texto las patologías de la estructura totalitaria y piramidal del siglo I, tan actuales y diversificadas entrado el primer cuarto del siglo XXI.
    Convendría evocar, en tiempos de populismos, fanatismos y totalitarismos de aparente “democracia”, una frase lapidaria de Voltaire: “Cuando el fanatismo ha gangrenado el cerebro, la enfermedad es casi incurable”. O como afirmaba Tagore: “La verdad no está de parte de quien grite más”.
    Aunque los fanatismos con sus gritos traten de gangrenar nuestro cerebro, el mejor antídoto es regresar a aquella sabiduría de seguir buscando la verdad antes que tenerla.
    El asesinato de los profetas de nuestro tiempo tiene nombre: “vergüenza política”. Todo poder que no quiere rebajarse busca siempre la manera de reafirmarse por la vía de la violencia. 

¿Cómo resucitar la fe perdida?

Hagamos de nuestras vidas talleres, fábricas de milagros y maravillas

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