Francisco y Macron: cara a cara de una hora con la guerra como eje
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Lc 13 18-21 EVANGELIO EN AUDIO
Jesús nos presenta lo sorprendente de un pequeño comienzo pero que con el tiempo genera un bienestar incalculable.
La diminuta semilla de mostaza, la imperceptible levadura, se parece a aquellos pequeños gestos o acciones que realizamos con amor y a favor de la vida. Jesús empleó estas dos parábolas para depositar en las pequeñas comunidades la esperanza.
La madre naturaleza es sabia al mostrarnos su bondad; incluso en los pequeños frutos se encuentra vitalidad y energía para todas las criaturas, no solamente para los seres humanos. Lo lamentable es que nos encontramos en un mundo lleno de egoísmo que, en lugar de promover el desarrollo humano de manera equitativa y justa, niega oportunidades e impide que muchas vidas crezcan, se desarrollen y contribuyan a mejorar el mundo.
“Toda semilla sueña con ser árbol”, reza un proverbio popular; la semilla tiene que crecer para multiplicarse, para ser alimento; de lo contrario puede marchitarse.
Las comunidades cristianas tenemos que promover el crecimiento de toda persona. ¿Cómo promueve tu comunidad el desarrollo humano?
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