"Nazaret: El SÍ de María"

Todos solemos decir que “somos servidores”. Cuando nos presentan a alguien se suele decir: “mi nombre es… para servirle”. Es una palabra común, presente en nuestro lenguaje cotidiano. Pero ¿qué significa verdaderamente la palabra servir, servicio? ¿Cuál es el sentido evangélico de la misma expresión?
Servir es ponerse a disposición de otra persona para agradarle en lo que necesita, o ayudarle en su carencia. Servicio, actividad que se desempeña en función de otra persona o grupo. Realizar con diligencia y empeño una acción en favor de alguien. Todo esto nos ayuda a entender que Dios ha estado al servicio del hombre, como dice la primera lectura de hoy, para que sea libre y feliz y alcance la plenitud de la vida.
Jesús se presenta como el siervo del Señor, el Señor que sirve a sus amigos. Así debe ser la actitud permanente del creyente. Una persona que busca siempre realizar plenamente la voluntad salvífica de Dios en medio de sus hermanos. ¿Qué actividades concretas realizas para manifestar tu vocación de servicio como seguidor/a de Jesús?
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